Las heridas traumáticas representan uno de los motivos
más frecuentes de consulta. El desconocimiento de los principios básicos del
tratamiento que rigen estos accidentes desencadena complicaciones, con secuelas
en la función o la estética del animal. En la práctica clínica con animales
domésticos se observan frecuentemente heridas como laceraciones, avulsiones,
punciones e incisiones.
Entender los mecanismos etiológicos que producen las
heridas permite establecer el alcance de la lesión en cuanto a cantidad de
tejido necrótico y grado de contaminación presente en la misma; estos
mecanismos son factores clave a la hora de orientar el tratamiento y el tipo de
cierre que hay que emplear. En pequeños animales comúnmente se presentan
avulsiones, producto de accidentes con automóviles, heridas que suelen tener
considerable tejido necrótico muy contaminado.
Una herida es una falta de la continuidad normal de un
tejido. La etiología de la herida frecuentemente determina la extensión del
daño. Las heridas se clasifican en abiertas y cerradas. Las heridas cerradas se
producen por contusiones o injurias aplastantes. En este tipo de herida la piel
está aparentemente intacta, pero las lesiones de los tejidos subyacentes pueden
ser severas.
Las heridas abiertas se clasifican de acuerdo con el
mecanismo desencadenante en: avulsiones, laceraciones, incisiones y punciones.
Una avulsión es una herida producida por fuerzas de fricción que desgarran los
tejidos de sus inserciones, originan cantidades importantes de tejido necrótico
por daños vasculares y suelen estar muy contaminadas con abundantes partículas
incrustadas. Este tipo de herida se produce comúnmente cuando hay contacto
accidentes con coches; ya que la mascota entra en contacto con el asfalto.
A veces las avulsiones graves pueden afectar la parte
distal de las extremidades con abundante pérdida de tejido blando, con
frecuencia dejan áreas importantes de hueso expuesto. Si el hueso queda
expuesto, este puede perder el periostio, y desarrollar con facilidad osteítis
superficial infecciosa.
La presencia de hueso expuesto retrasa considerablemente
el proceso de cicatrización al prolongar la fase inflamatoria y diferir la
formación de tejido de granulación, responsable de la contracción y
afrontamiento de los bordes de la herida.
Una laceración se produce cuando los tejidos chocan con
un cuerpo inmóvil y son arrancados de sus inserciones, suelen tener grados
variables de tejido necrótico. El grado de contaminación de estas heridas
depende del tiempo que transcurre entre el accidente y la atención del
paciente.
Una incisión es una herida producida por un objeto
cortante como un vidrio o una lata, generalmente tiene poco tejido necrótico,
su grado de contaminación depende del tiempo que transcurre desde el accidente
hasta la atención del animal.
Las punciones son heridas penetrantes que producen trauma
superficial mínimo, frecuentemente es difícil determinar la profundidad,
dirección y localización de las punciones. Las punciones movilizan bacterias
hacia lo profundo de los tejidos, algunas veces comprometiendo estructuras
vitales como vainas sinoviales o cápsulas articulares.
Las heridas abiertas se clasifican también de acuerdo con
el grado de contaminación. El tiempo de exposición de la herida determina el
grado de contaminación. En las heridas con más tiempo es mayor la proliferación
e invasión bacteriana. Así las heridas abiertas pueden ser:
Clase 1: Laceraciones o incisiones con poco tejido
necrótico y menos de 6 h de exposición. Su contaminación es mínima.
Clase 2: Laceraciones o incisiones con 6 a 12 h de
exposición, poseen una contaminación importante.
Clase 3: Heridas con abundante tejido necrótico,
contaminadas con materia fecal, arena, tierra o con más de 12 h de exposición.
Se consideran heridas sucias o infectadas.
Evaluación de la herida, en algunos casos la evaluación
del traumatismo puede requerir sedación y analgesia local o anestesia general
para poder establecer con claridad la magnitud y complejidad del daño. La
herida debe explorarse para descartar la presencia de cuerpos extraños o el
compromiso de importantes estructuras como vasos sanguíneos, nervios, cápsulas
articulares y huesos.
Manejo inicial de las heridas, algunas veces los tutores
al ver la herida deciden realizar limpieza aplicando productos que pueden ser
muy fuertes para el PH de la piel, lo que genera injurias o lesiones o aplican
grandes cantidades.
El tratamiento óptimo de una herida algunas veces requiere
manipulaciones dolorosas que exigen analgesia y contención del paciente. En
muchas laceraciones simples es posible utilizar sedantes y analgesia regional
local.
Se debe iniciar con rasurado de la herida, después se
procede a lavar la zona con jabón de clorhexidina, la idea es lavar alrededor
de la herida, después se procede a limpiar muy bien la herida con productos
antisépticos, en algunas ocasiones se debe realizar desbridamiento, lo cual
consiste en reavivar el tejido circundante de la herida.
Una vez se da por concluido el proceso de debridación, la
herida debe lavarse. Los beneficios de lavar las heridas incluyen la remoción
de pequeñas partículas exógenas, bacterias y detritus. Las soluciones empleadas
para el lavado deben aplicarse a presión para maximizar el efecto de
disminución de la posibilidad de infecciones purulentas, ya que las bacterias
se adhieren a los tejidos.
Encontramos diferentes opciones de cierre, existen
básicamente tres tipos de cierre para las heridas, la elección de uno en
particular depende de factores como el grado de contaminación y la
cantidad de tejido necrótico presente en la herida.
Por principio, las heridas contaminadas suelen permitir
el cierre primario después de un tratamiento adecuado; por el contrario, las
heridas sucias no deben suturarse. El cierre primario es aquel que incluye la
sutura como parte del tratamiento inicial que se da a la herida, se practica en
heridas con mínima contaminación que pueden quedar limpias después de ser
desbridadas y lavadas.
Cuando sea posible debe realizarse el cierre primario;
este proporciona cobertura inmediata y, en general, las heridas tratadas de
esta forma requieren menos cuidados, el retorno a la función es más rápido.
En el cierre por segunda intención no se practica ningún
tipo de sutura, la herida se deja cicatrizar, se utilizan cremas cicatrizantes
y remedios naturales para que cierre sola la herida.
Lo importante es realizar buena limpieza retirando las
costras para mejorar la cicatrización y que sea más rápido su proceso de
curación.
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